domingo, 22 de marzo de 2009

Domingo de LAETARE.

Los rigores de la penitencia en los tiempos litúrgicos que la Iglesia celebra en el año, el Adviento y la Cuaresma, quedan digamos suavizados, ralentizados, tal vez un poco apagados, en dos domingos del año muy particulares. Son exactamente el III Domingo de Adviento, llamado Domingo Gaudete, y el IV Domingo de Cuarema (hoy) llamado Domingo Laetare.

Laetare es el imperativo del verbo latino “laetor” que significa alegrarse, regocijarse. De este verbo deriva también la palabra “laetitia” (alegría, gozo, júbilo, regocijo). Alegraros y regocijaros porque el Señor padecerá, pero también resucitará. Es el significado de esta “penitencia atenuada” del IV Domingo de Cuaresma: el Salvador resucitará. Alegremosnos por tanto porque la Pasión y Resurrección salvadora de Nuestro Señor se acercan.

El color litúrgico para estos dos domingos es el rosa, que es como un morado (el color del Adviento y la Cuaresma), pero atenuado. Es decir, un domingo para la penitencia cuaresmal, pero atenuada, en referencia a ese regocijo “Laetare” que preside la liturgia de hoy. La Cuaresma anticipa la Pasión y Muerte de Nuestro Señor, pero también, no lo olvidemos, su Gloriosa Resurrección. El rosa se utiliza porque en esos dos domingos (el III de Adviento y el IV de Cuaresma) el papa bendecía la rosa de oro que se entregaba después a un príncipe benemérito de la Iglesia.

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